Iker Casillas, el símbolo del madridismo. El hombre que por
sí solo fue capaz de llevar al Real Madrid a cosechar una Champions League
recién entrado en la veintena. Un jugador que fue una de las claves de los
merengues en el estilo de juego asentado durante varios años. Él y un ataque
certero servían a los blancos para deshacerse de los rivales fueron la base
durante mucho tiempo de ese Real Madrid que jugaba “bien”. Ese hombre con un
palmarés inmaculado que ya muchos quisieran poseer, encumbrado por un Mundial,
dos Eurocopas y tres Champions League.
Pero hoy el mostoleño no es el mejor portero del mundo. No
es el jugador que todos querríamos tener en nuestro equipo, pues se ha vuelto
determinante, pero en el sentido opuesto al que era antaño. Sus errores del
pasado se han visto complementados por otros nuevos que reducen su calidad como
guardameta. Cierto es que en el pasado hacía “milagros”, pero en la actualidad
no parece el portero que deba cubrir la portería de un equipo de la élite como
el Real Madrid.
Además, ha quedado muy perjudicado por la era Mourinho y por
la llegada de Diego López, el cual le quitó el puesto y ha compartido
titularidad con el madrileño. Este último ha hecho méritos para mantenerse en
la plantilla por encima de Casillas. Ha estado más en forma desde que llegó, y
su participación positiva en el equipo ha sido notoria, superando con creces la
aportación de Iker.
En ocasiones se comenta que uno debe abandonar los equipos,
trabajos, etc. cuando se está en la cresta de la ola, pues luego se puede
olvidar todo lo logrado por malas situaciones. La gente tiende a olvidar el
pasado y a recordar más el presente, aunque el peso de este sea ínfimo respecto
al otro. Debería abandonar el club ahora que lo puede hacer venerado, y no
esperar a que le ocurra como a Del Bosque o Raúl.
MisterT
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