El precio: el fútbol hace años
vive en una burbuja en la que las valoraciones subjetivas han llevado a
dilapidar dinero a mansalva a partir de pagos ilógicos por jugadores
sobrevalorados. Desde hace diez años, cuando Florentino rompía el mercado
fichando a Figo por 60 millones de euros y a Zidane por 72, hasta la
actualidad, en la que los jeques árabes y los magnates rusos del petróleo ponen
su dinero en este mundo como quién va a comprar golosinas, todos los fichajes
están pagados por encima de su valor real de mercado. Luis Suárez no deja de
ser otro elemento más en este juego por el que se han pagado 81 millones de
euros.
La actitud: el uruguayo ha
demostrado en bastantes ocasiones que no es un jugador que comulgue con los
“valors” del Barcelona, esos que tenían en consideración en la época en la que
Laporta presidía y Guardiola entrenaba. Las actitudes de los jugadores tanto
dentro como fuera del campo eran muy tenidas en cuenta a la hora de fichar. Sin
embargo, actualmente eso ha quedado en un segundo plano, pues es complicado de
entender cómo se pueden adquirir los derechos federativos de un jugador que ha
mordido deliberadamente en tres ocasiones a los rivales.
La necesidad: el Barcelona no
precisa gastarse 81 millones en un jugador como Luis Suárez cuando tiene otras
posiciones más urgentes de cubrir. Durante los últimos tres años el principal
problema del conjunto culé ha sido la zaga, y hasta el momento no tiene pinta
de que haya interés por parte del director deportivo por solucionar este
problema. 11 de julio, una semana para comenzar la pretemporada y los centrales
del Barcelona son: Piqué, Bartra y Mascherano (porque por mucho que me intenten
convencer, al argentino lo renovaron como tal). Este es un problema capital en el conjunto culé y debería ser la base sobre la que se sustente el proyecto.
By Míster T
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