Mucho se escribirá y mucho se leerá sobre la lesión de Neymar en los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014 y sobre el arbitraje en dicho torneo, pero la conclusión más clara a la que llegamos es que: la lesión de Zúñiga sobre Neymar no es más que una consecuencia de la permisividad arbitral otorgada por Velasco Carballo en el encuentro entre argentinos y colombianos.
Permisividad porque normalmente Brasil cada partido pega y pega sin parar sin que nada les ocurra. Porque ayer James Rodríguez recibió varias faltas de tarjeta y los brasileños se fueron de rositas, y después la primera que hizó el colombiano fue castigada con cartulina amarilla (lo cual fue injusto viendo el criterio seguido por el trencilla madrileño durante el encuentro). Permisividad porque en octavos de final Matuidi le rompió la tibia y el peroné a Onazi y solo recibió una tarjeta amarilla. Y así muchos casos más en muchos partidos.
La permisividad permite que los jugadores que se dedicar a repartir estopa pasen desapercibidos mientras que los que saben y quieren jugar se dediquen a lo contrario, a no jugar. Ayer Paulinho y Fernandinho camparon a sus anchas por el terreno de juego intimidando a los colombianos, desconectándolos del partido y permitiendo el recital brasileño durante la primera mitad.
La actuación fue tan favorable hacia los brasileños, que no hay queja por parte de los aficionados de estos a pesar de haber perdido a su estrella para lo que queda de Mundial. Por su parte, los colombianos si han sido bastante críticos con el colegiado, con portadas como la del "Diario del Magdalena" o tweets como los de Falcao.
Obviamente la portada del diario colombiano es plenamente reprobable, puesto que en ningún caso se puede decir que el árbitro actuara deliberadamente y se merezca tales calificativos totalmente inadmisibles. Su arbitraje no fue afortunado, y prueba de ello son los innumerables errores cometidos y la lesión final sufrida por Neymar, que también pudieron haber sufrido otros jugadores por lo dicho: el arbitraje permisivo.
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