Muñiz, el hombre de la gomina.

Muchas son las críticas vertidas sobre el árbitro asturiano Muñiz Fernández después de su esperpéntica actuación de ayer en el partido de la seta jornada de la Liga BBVA disputado entre el Elche y el Real Madrid jugado en el estadio Martínez Valero, pero nunca sobra aportar más leña al incendio que el mismo ha creado.

Empecemos por el principio, hace dos semanas el asturiano cometió un grave error en el partido disputado en el Camp Nou entre el Barcelona y Sevilla. Anuló un gol completamente legal al conjunto hispalense que, quizás, hubiera modificado el devenir del partido.

Como se puede ver, el árbitro imagina alguna ilegalidad que, hasta el momento, no se ha puesto de manifiesto, porque todos seguimos sin saber el motivo por el que se anuló el gol anotado por Cala. En ese momento el partido iba 1-0, y quién sabe lo que podía haber ocurrido de haberse concedido el gol, como lógicamente debiera haber ocurrido. Asimismo, en ese mismo partido, el último gol del Barcelona, el que les dio la victoria, fue anotado ya finalizado el tiempo de descuento, sin que se pueda destacar claramente si se debía haber dejado seguir la jugada o haberla cortado de raíz, ya que comenzó al filo del final del tiempo añadido.

Por este partido, según la prensa, en este caso el diario Marca, Muñiz Fernández ha sido enviado a la "nevera" como castigo por el paupérrimo nivel arbitral mostrado durante el partido por el trencilla. (http://www.marca.com/2013/09/26/futbol/1adivision/1380202074.html)

Como el Comité Técnico de Árbitros, dirigido por Victoriano Sánchez Arminio, va a ritmo lento, ayer el "hombre de la gomina" pudo arbitrar de nuevo y deleitarnos con su escaso nivel en el día de ayer. Y vaya si nos deleitó, ya que es imposible ganarse más portadas de la prensa siendo colegiado. Si en el partido del Camp Nou sus fallos fueron graves, anoche fueron muy graves, ya que inventarse un penalti en una jugada que ocurre con el tiempo de juego ya finalizado, solo puede ocurrir en un partido en el que, como dice el presidente Sanchez Arminio, el colegiado no estaba en el momento propicio para arbitrar.

Y yo me pregunto: si un árbitro no está en un estado óptimo de forma física y mental para arbitrar,¿ por qué es seleccionado para arbitrar? ¿Acaso no hay más árbitros a los que designar para realizar la labor de una manera mucho más acertada? ¿Es tan difícil de señalar la jugada polémica que a continuación veremos?

Dejando de lado el resto de aspectos técnicos (por ejemplo las tarjetas sacadas o dejadas de sacar), este fallo garrafal mancha la imagen de un árbitro en particular y del arbitraje español en general. Y es que, aunque todos sabemos que el arbitraje es una complicada labor en la que alguien debe juzgar jugadas en milésimas de segundo, hay noticias y denuncias que incitan a pensar en que dicha labor puede estar viciada. Ejemplo de esto se puede comprobar en la entrevista concedida por el ex-árbitro Paradas Romero al diario As, en el que denuncia que Manuel Díaz Vega me persiguió para salvar a su amigo Muñiz.

En resumidas cuentas, siempre se puede considerar que los árbitros, como jueces espontáneos, tienen derecho a equivocarse, pero ante situaciones muy claras como las acaecidas en las últimas fechas la labor particular de Muñiz Fernández y del arbitraje en general queda en tela de juicio.

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